Cuando creamos, iteramos o hacemos seguimiento a nuestros productos o servicios, en general no pensamos más allá del momento en que la persona utilice el producto o servicio en cuestión.
Hay situaciones alrededor y en la mente de la persona que tenemos que tener en cuenta.
Es importante respetar el bienestar mental de las personas, facilitar la autonomía, y no apuntar a una adicción a un producto o servicio.
Podemos hablar de algunos ejemplos, como las notificaciones en exceso, donde el modelo de negocio puede apuntar a que la persona realice una compra. Pero pensemos a qué costo? ¿No les ha pasado de sentirse abrumados o cansados de recibir tantas notificaciones en el día? Además de no lograr que la persona realice la compra, estamos creando una situación negativa a la persona. Entonces, vale la pena?
Otro punto importante es el respeto a los datos de las personas, los cuales en muchos productos digitales son utilizados con fines comerciales o muchas veces sin ningún fin, ocupando un espacio en las bases de datos innecesariamente. Ésto podría minimizarse pensando en la razón del pedido de esos datos desde temprana etapa de los productos o servicios, pensando siempre en la protección y privacidad de los datos que obtengamos y su cuidadosa manipulación.
Cuando hablamos de la utilización de datos con fines comerciales sin consentimiento, o muchas veces con consentimiento manipulado, ya que los textos que autoriza la persona no son pensados ni diseñados para que los lea y juegan con el ritmo de vida acelerado que tenemos las personas. En estas situaciones estaríamos sin duda ante decisiones con una ética cuestionable.
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